viernes, 27 de noviembre de 2009

UN CHICO INTERESANTE (O CÓMO SER PIJA Y LIGAR CON EL FUTURO PRESIDENTE DE LA SGAE)

Sitúate. Imagina un cine sin palomitas, con asientos de culo plano, una tarde de domingo sin cañas en La Latina, un poco envarada, fuera de lugar, pero segura de lo que quieres, sentada junto a un chico que te presentaron anoche. Un chico interesante. Ahora asume la ausencia consciente de las gafas de moda que nunca usas, perfectamente plegadas en su nacarado estuche de diseño, guardadas a buen recaudo entre una maraña de tangas, en la mesita de noche del estudio que te paga papá.


Apréstate. Disfruta del arte: fila doce, actores en blanco y negro ladrando sincopadamente en un idioma nórdico que en nada se parece al inglés comercial que chapurreas; for your information, por más que achines la mirada, las supuestas palabras de los subtítulos seguirán burlándose de tu esfuerzo, apareciendo y desapareciendo como fogonazos de incomprensión, espachurradas como hormigas por esa miopía tan poco estética que ignoras de forma despreocupada.


Consuélate. No es necesario entender nada. El chico interesante hace mucho que ha caído en tus redes; justo anoche, cuando notaste el leve temblor de su labio inferior nada más presentaros. Ahora dedícate a controlar las veces que su rostro se gira en la oscuridad para sonreírte, mientras se lleva el índice al puente de sus gafas de pasta negra esperando captar un gesto cómplice por vete a saber qué tontería habrán dicho en la película. Vete colgando medallas.


Relájate. Piensa, por ejemplo en esas botas fantásticas que compraste el viernes en John Lobb, una cucada que tienes que cambiar como muy tarde la semana que viene, porque has descubierto que Piluca tiene unas iguales, la muy guarra, se cree algo desde que está con ese amigo de su hermano mayor, y hace tanto tiempo que no queda contigo para ir de shopping… Te está preguntando si te ha gustado la peli.


Contesta. Sin entrar en detalles, vaguedades. Que no note tu desconcierto, ahora que se han encendido las luces de la sala. Déjale hablar y sonríe de forma discreta. Gira las piernas en el ángulo adecuado, de forma que pueda disfrutar de los formidables efectos de la depilación láser, combinada con todas las disciplinas gimnásticas acabadas en –ing que han torneado tu cuerpo.


Afianza. Y cuando subas a su coche, sigue asintiendo, muéstrate interesada por la novela que está escribiendo, continuación de la anterior. Ten tan solo presente el concepto décima edición. No se te ocurra mencionar ninguno de los autores que conoces. Y antes de que arranque, pon tu mano sobre la suya, asciende suavemente por su antebrazo y espera el ataque seguro. Cuando él cierre los ojos, podrás evadirte del regusto a tabaco de sus besos contemplando cómo el llavero que pende del contacto del coche se balancea, cómo el caballo rampante de la marca italiana parece querer saltar hacia un futuro mejor.


Si no, de qué…

4 comentarios:

  1. ¿Por qué todos tus personajes me vienen a la imaginación como perdedores de una u otra manera?

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  2. Me has hecho reflexionar al respecto, y creo que tienes razón. A veces me paso de sarcástico, y mis relatos suelen tener una pátina de pesimismo. Quizás extrapolo mi mala suerte en ciertos ámbitos y me cebo con los pobres personajes. El humor puede servir para mitigar frustraciones o deseos insatisfechos. Y soy un perdedor nato en el amor, suelo arrojar las fichas sobre el número equivocado. Por eso mismo, la visión que suelo dar en los relatos de las relaciones de pareja es bastante agria (cosa que no me ocurre con la poesía, que es mi auténtica tabla de salvación).

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  3. Muy curioso eso que te pasa con los realtos y que no te pasa con la poesía, ahora me has hecho tú reflexionar. Creo que un reto sería que nos presentaras a un personaje triunfador, ¡a ver cómo te sale! Estoy segura de que sería repelente, ¿a que sí?

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  4. Lo más seguro es que lo ridiculizara, o que lo zaranderara como un pelele, estilo Sherman Mc Coy en La Hoguera de las Vanidades (salvando las distancias). Supongo que he de hacérmelo mirar, un poco de ilusión y menos sarcasmo no estaría mal. Recojo tu propuesta para el próximo taller: un personaje triunfador.

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