miércoles, 13 de mayo de 2020

Ritmo de la noche


Tú es que eres muy joven para entender lo que es el ritmo. El ritmo, no esta bazofia atronadora. Chunda, chunda, que no sé ni qué hago aquí metido. Lo que te decía. Mi primera exposición se llamó Swing, ahí es nada. ¿Cómo? Vale, vale, no me pego tanto.  Pero es que si no no me oyes, nena. No te preocupes, que no muerdo. Cuando yo tenía tu edad sonaba Benny Goodman en la radio y bailábamos caminando, como si el cuerpo silbara a cada paso. La calle era nuestra y todas las palabras eran esdrújulas, elásticas, rítmicas. Ahora os pasáis los días pegados al móvil, como estatuas de sal. Condenadas por haber girado el rostro para ver la mierda de vida que dejan atrás. Lot, mujer de Lot, flor de loto. ¿Te has fumado alguna vez tus miedos, te has atrevido a saltar de verdad al vacío? No pongas esa cara, es toda una experiencia. ¿Quieres otro cubata? Toda mujer tiene un trazo particular, por eso me gusta pintaros. No, no soy famoso. Yo era muy outsider,  pero pintaba a auténticas bellezas. Hubo una actriz de cine francesa, que… En fin, es de mal gusto hablar de esas cosas. Lo que te decía. El ritmo es lo más importante, mi auténtica obsesión. La pintura es música y viceversa.  No hace falta chascar los dedos para tener ritmo, ni subirse al podio a bailar como tu amiga. Menuda loca, se le ve todo. Una mujer recostada como una pantera puede tener más ritmo que un negro aullando a la luna. Ritmo, ritmo, ritmo. Me repito, lo sé. Todas querían que las pintara porque a ninguna le gustaba morirse poco a poco y arrugarse como una promesa olvidada. Mis cuadros acababan siendo inútiles. Es imposible atrapar belleza. Tú, ahora mismo, mirándome con esos ojos como platos, eres única. Todas las mujeres que he pintado se sentían dignas del arte, merecedoras del baile de mis pinceles. Todas como cabras, con sangre de pelirroja ¿Otra? Menudo saque tienes, pero es lo menos que puedo hacer por la turra que te estoy dando. Tienes unos ojos preciosos, me recuerdas aquella noche en la que mire a Medusa cara a cara. El ácido tiene esas cosas. Sí, ácido. ¿Ahora no te parezco un viejales, verdad? A ver si te das cuenta de que voy de buen rollo. Tom Wolfe tiene un libro cojonudo sobre… vale, lo he pillado, no es el momento de hablar de libros. Lo que menos quiero es aburrirte. Tú no te das cuenta, pero llevamos un buen rato bailando. No, no voy de listillo. Que sí, joder, que tomábamos ácido de verdad. L.S.D. Menudos viajes, algunos de mis mejores cuadros los pinté flotando a un palmo del suelo. No te oigo. ¿Cómo? Ah, sí, tengo guardado algo en casa para las ocasiones. Ojito, hay que tener cuidado con los malos viajes y nunca lo tomo solo. Para pintar es mucho mejor fumarse un buen canuto de hierba. Anda la pillina, mira como ahora sí me haces caso.  No tienes un pelo de tonta, mi querida Lolita. Ya, ya sé que no te llamas Lolita, déjalo estar. ¿Cómo? Claro que podemos ir a mi casa. Si te lo curras, puedo hasta hacerte un cuadro. No te rías, ya verás como al final te va a acabar gustando el swing.

No hay comentarios:

Publicar un comentario