domingo, 23 de septiembre de 2012

YOUFEST, LA TIGRESA, WENDY SULCA Y LA MADRE QUE LOS TRUJO

Vuelvo a escribir una entrada al viejo estilo, como cuando mis sueños se veían perturbados por la presencia de seres entonces desconocidos para el gran público:  Wendy Sulca, Delfín Quispe o La Tigresa del Oriente.

Como muchos sabéis, dentro de poco se celebra en Madrid el YouFest, un encuentro demencial que va a mezclar a los antes mencionados con Rick Astley o Chimo Bayo, por citar dos ingredientes de esta macedonia delirante. Aquí, más información del cónclave satánico: Youfest

Y no, por mucho que hayan insistido mis amistades, no voy a asistir a ese festival. Reconozco que les dediqué varias entradas en su momento y estuve tan enfermo que llegué a analizar los vídeos de Wendy Sulca o Delfín Quispe. Pero aunque podría llegar a  ser divertido, no me hace gracia la crueldad subyacente del concierto, el lanzamiento de tomates cínicos desde nuestra supuesta superioridad cultural.

 No sé hasta qué punto La Tigresa o Wendy Sulca saben que merecen ser lapidadas y ascender a los altares del evangelismo andino. Tienen cierto aire de candor, una inocencia que me provoca  ternura, aunque sean unas sionistas maquiavélicas que nos están lavando nuestros cerebros europeos de neurona plana.

Que no, que no voy a ir al Youfest. Paso de ver a un rebaño de hipsters  (esa taxonomía de nuevo cuño que es menos definitoria que la de gafapasta malasañalavapiesinus) burlándose, de forma más o menos velada, de la parada de monstruos que se ha orquestado.

Espero haber resultado convincente, porque la razón real por la que no voy a ir es que mis neuronas tienen un límite y la sinapsis de horrores que se establece cuando uno empieza a picotear en Youtube me ha llevado hasta este horror sin nombre:


El mensaje del vídeo en cuestión me ha llegado hasta el tuétano: TRABAJA, FLOJO, TRABAJA. Dedícate a cosas más serias. No entres a describir el paso de baile del señor con un tocado de plumas que evoluciona frente a los aldeanos, en los colores que adornan el arco que enarbola la Tigresa, en la cara de acojone de ese cerdo salvaje acorralado que aparece al inicio de la canción, en la falta de correspondencia entre la letra y los movimientos de los labios (¡oh, los labios!) de la cantante simpar. O, sobre todo, ese momento en el que el revolucionado editor del videoclip, recorta la cara de la Tigresa en forma de corazón y la va moviendo por la pantalla, para volvernos turulatos del todo. No, no voy a perder el tiempo en eso, porque uno se hace mayor y tiene que asumir otras responsabilidades, hablar de cosas serias, joder.

P.S.: al finalizar esta entrada, me percato de que el vídeo oficial de la canción, mucho más coherente, es este, con la aparición de un señor muy flojo, recriminado por la Tigresa. Dejo ya a al buen juicio del lector valorar la calidad de uno y otro:



2 comentarios:

  1. Bravo, bravo. Más largo, y te lo publica Jot Down del tirón.

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  2. Es que el primer videoclís me ha matao. Si llego a analizarlo detenidamente, me quedo gagá. ¡Gracias!

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