viernes, 2 de abril de 2010

Been caught stealing



Ayer asistí a una lucha territorial sin parangón, justo en el culo del caballo de Felipe III, en la Plaza Mayor de Madrid, lugar acostumbrado de citas. La plaza estaba abarrotada de señoras, como cabía esperar de un Jueves Santo. Como todo el mundo sabe, las procesiones de Semana Santa desembocan en dicha plaza. Siguiendo la costumbre, los Cristos madrileños descienden de los pasos y piden una ración de gambas en cualquier terraza, para ser crucificados en público. Turistas arracimados, aferrados al poraquiismo y al estoesismo, siguen la tradición cristiana, y muchos de ellos lucen la consabida banderilla que acompaña a los calamares congelados de la plaza. Pero divago.

Estábamos a bunch of buddies y yo esperando bajo la amenazante cola enhiesta del caballo, cuando se produjo una pelea inesperada entre una Minnie Mouse, de las que se dedican a chantajear emocionalmente a los padres, dando a sus hijos florecitas y monos hechos con globos anudados, y una aficionada al arte de la globiflexia, vestida de paisana y acusada de carterista por la Minnie.

No me atreví a grabar la escena, ni siquiera a hacer fotos, como la mayoría de turistas congregados alrededor de la improvisada lucha ratonera. Era todo tan bajo y sucio, que sentí una gran congoja, por la que he sido convenientemente reconvenido a posteriori, por una polvorilla condenada al purgatorio, que me ha recomendado la canción que arriba podéis escuchar, como banda sonora de la entrada.

Recuerdo haber visto a la misma Minnie, paseando por Sol con mi querida coautora, y ya nos llamó la atención su notable parecido con Wendy Sulca. Verla en el suelo, estrangulada por una carterista peruana, fue demasiado para mi nivel de frikismo. Raudo y caballeroso, Mickey Mouse, un señor con cara de sufrimiento, salió a separarlas, consciente de la gravedad de la situación. Más de un niño observaba la escena, ojiplático, convertido en una pequeña esponja de traumas que le costarán un riñón en psicoanálisis  futuros.

Por un lado, me sorprende mi recato a la hora de grabar la escena. Por otro, estoy que me muerdo los codos por no haberlo hecho.

Mickey, desconsolado por la tragedia

6 comentarios:

  1. Si es que Disney ha traumatizado la infancia de más de uno...
    Por cierto, no oigo la canción (no sé si problema mío o le sucede a alguien más).

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  2. Anda, una mutación de antispam, mola. Pues en principio le doy al play y funciona, igual es cosa de tu navegador.

    Aroa, no tengo remedio.

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  3. Gracias por lo de mutante :D, siempre me ha hecho mucha ilusión.
    Sí debe ser el navegador, con explorer se oye perfectamente :( . Lo curioso es que en la página de goear directamente tampoco tengo problemas, en fins, misterios de la tegnología.

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  4. Yo tampoco oigo la canción. Claro que no le doy al play a no ser que sea Wendy o uno de sus amigos, que tan atento nos traes.

    Te confieso que hay algo en esta entrada que no me gusta. Se ve claramente que es un intento de desviar la atención del caso Gurtel hacia otros hechos delictivos. Si ha sido un acto inconsciente, mal; muy mal. Ahora, si has cobrado de Génova, ya es un acto institucional democrático y, como sé que eres un tío legal, te pagas una cañita y ya soy uno de los tuyos.

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  5. Ojalá nos podamos tomar esa cañita pronto, NáN. La corrupción se lleva mejor entre amigos.

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