Lo importante es si existe un pasadizo interior desde el cine al Salón de Celebración. Porque si sales a la calle y te da el aire, lo mismo te echas para atrás.
Muy cerca de ahí hay una iglesia, conocida por la de la luna, de la que los esponsales salen por el lateral, que está la sacristía y había un camino de tierra que, entre flores y plantas, daba a la calle desengaño.
Nadie quería casarse, por no entrar por la Luna y salir por el Desengaño (no es chiste).
jajaja
ResponderEliminarMe encantaaaaaaaaaa
Esto salió cuando volvíamos borrachos -yo menos-, me acuerdo. jeje
ResponderEliminarNo sé si ya se ha cometado, pero ¿y qué hay del nuevo look del blog? esas tabletas de tecnologia fina, ese tetris serio...
ResponderEliminarAbuela, el fondo no pega para nada con la foto Ciceliana, pero sí con mi natural proceder: tope serio.
ResponderEliminarPerple, si es que la noche es un filón, lo único que andaba desenfocado era yo.
María, cuánto tiempo, a ver si bremeneamos en septiembre, que yo antes lo tengo difícil.
La única verdad es que la realidad supera siempre a la ficción.
ResponderEliminarTal vez debí atravesar esa puerta roja, una entrada al Lades, fijo.
ResponderEliminarLo importante es si existe un pasadizo interior desde el cine al Salón de Celebración. Porque si sales a la calle y te da el aire, lo mismo te echas para atrás.
ResponderEliminarMuy cerca de ahí hay una iglesia, conocida por la de la luna, de la que los esponsales salen por el lateral, que está la sacristía y había un camino de tierra que, entre flores y plantas, daba a la calle desengaño.
Nadie quería casarse, por no entrar por la Luna y salir por el Desengaño (no es chiste).
¡Qué buena anécdota, NáN!
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