viernes, 27 de noviembre de 2009

UN CHICO INTERESANTE (O CÓMO SER PIJA Y LIGAR CON EL FUTURO PRESIDENTE DE LA SGAE)

Sitúate. Imagina un cine sin palomitas, con asientos de culo plano, una tarde de domingo sin cañas en La Latina, un poco envarada, fuera de lugar, pero segura de lo que quieres, sentada junto a un chico que te presentaron anoche. Un chico interesante. Ahora asume la ausencia consciente de las gafas de moda que nunca usas, perfectamente plegadas en su nacarado estuche de diseño, guardadas a buen recaudo entre una maraña de tangas, en la mesita de noche del estudio que te paga papá.


Apréstate. Disfruta del arte: fila doce, actores en blanco y negro ladrando sincopadamente en un idioma nórdico que en nada se parece al inglés comercial que chapurreas; for your information, por más que achines la mirada, las supuestas palabras de los subtítulos seguirán burlándose de tu esfuerzo, apareciendo y desapareciendo como fogonazos de incomprensión, espachurradas como hormigas por esa miopía tan poco estética que ignoras de forma despreocupada.


Consuélate. No es necesario entender nada. El chico interesante hace mucho que ha caído en tus redes; justo anoche, cuando notaste el leve temblor de su labio inferior nada más presentaros. Ahora dedícate a controlar las veces que su rostro se gira en la oscuridad para sonreírte, mientras se lleva el índice al puente de sus gafas de pasta negra esperando captar un gesto cómplice por vete a saber qué tontería habrán dicho en la película. Vete colgando medallas.


Relájate. Piensa, por ejemplo en esas botas fantásticas que compraste el viernes en John Lobb, una cucada que tienes que cambiar como muy tarde la semana que viene, porque has descubierto que Piluca tiene unas iguales, la muy guarra, se cree algo desde que está con ese amigo de su hermano mayor, y hace tanto tiempo que no queda contigo para ir de shopping… Te está preguntando si te ha gustado la peli.


Contesta. Sin entrar en detalles, vaguedades. Que no note tu desconcierto, ahora que se han encendido las luces de la sala. Déjale hablar y sonríe de forma discreta. Gira las piernas en el ángulo adecuado, de forma que pueda disfrutar de los formidables efectos de la depilación láser, combinada con todas las disciplinas gimnásticas acabadas en –ing que han torneado tu cuerpo.


Afianza. Y cuando subas a su coche, sigue asintiendo, muéstrate interesada por la novela que está escribiendo, continuación de la anterior. Ten tan solo presente el concepto décima edición. No se te ocurra mencionar ninguno de los autores que conoces. Y antes de que arranque, pon tu mano sobre la suya, asciende suavemente por su antebrazo y espera el ataque seguro. Cuando él cierre los ojos, podrás evadirte del regusto a tabaco de sus besos contemplando cómo el llavero que pende del contacto del coche se balancea, cómo el caballo rampante de la marca italiana parece querer saltar hacia un futuro mejor.


Si no, de qué…

jueves, 26 de noviembre de 2009

LA VERDAD SOBRE EL CASO LIMÓN

Escrito para el taller del Bremen, según el tema propuesto: ensayo.

 
LA VERDAD SOBRE EL CASO LIMÓN

El hasta ahora considerado  por la crítica estructuralista texto fundacional de los real zarajistas, obra atribuida a  Odiseo Limón (1954- ¿?), cuya edición princeps fue aparentemente escrita en una servilleta del bar los Pichones de Benimarfull ( vid SCHMIDT, F. Exégesis del primer real zarajismo,) ha arrojado desde su descubrimiento por el propio Schmidt en una cuneta cercana a un establecimiento situado en el km 35 de la carretera nacional VI Madrid - la Coruña (Páginas Amarillas de la Comunidad de Madrid, letra C,  entrada Clubs) numerosas dudas sobre su autenticidad.

De cómo y por qué llegó a escribir unos versos el ahora desaparecido poeta mexicano en una servilleta de un bar alicantino que acabó siendo arrojada en las inmediaciones de un club de alterne cercano a Madrid, poco o nada se conoce.

El único verso legible del mencionado poema está parcialmente deteriorado por una mancha de aceite de fritura, y hubiera sido merecido motivo de una ardua discusión entre grafólogos, filólogos y expertos homólogos si el propio Schmidt hubiera compartido su limitado corpus de estudio con el resto de la comunidad científica.

Las  interpretaciones del verso fueron variando de forma radical, a la par que el alemán se adscribía a la corriente crítica y filológica del último tratado o ensayo que caía en sus manos. Todas ellas se encuentran prolijamente detalladas por el propio Schmidt, tanto en la obra citada anteriormente, como en todos y cada uno de los posteriores y sucesivos estudios del erudito bávaro, comunicados con encomiable insistencia a la comunidad científica ante las puertas cerradas de  jornadas, conferencias, cenas y simposios a los que no había sido invitado.

Así pues, comparando el texto de la posterior y única edición escrita de la obra completa de Odisea Limón con las diversas reinterpretaciones de Schmidt a raíz del hallazgo del original manuscrito del texto, el sentido último de la composición se ve notablemente afectado.

Leemos en la versión oficial del poema.

Blande la luz el ocaso
como funesta guadaña.
El quebrado compás de mi aliento
es un zarajo desconchado,
vaga como un espectro,
por la fe perdida de un pueblo,
maraña de mañanas.

( LIMÓN, O. Loco ocaso, dentro de Hoja parroquial (reverso), Parroquia de la Santa Cruz, México D.F.,  1973)

Donde el último verso es el único verso legible en la servilleta de papel encontrada por Schmidt y ha sido sucesivamente reinterpretado por el crítico como: mañana de arañas (alusión al golpe de Estado de Pinochet, en Chile), manada de mañanas (la ilusión del pueblo que avanza), o mamama mama mama (balbuceo dadaísta).

Tras el embargo de los bienes de Schmidt, al ser relacionado con una trama de exportación de tallas de Quetzalcoatl fabricadas en Taiwán, la servilleta cayó en las manos adecuadas y las grafías pudieron ser analizadas con cierto rigor científico. En una histórica reunión mensual de un taller de escritores y poetas de Malasaña, se puso fin a la vorágine de interpretaciones del alemán, impulsadas todas ellas por los dictados del mero capricho. El texto, como ya hemos indicado, se presentaba escrito sobre un soporte endeble, y deteriorado por un evidente uso meramente funcional (alguien se había limpiado la mano con la servilleta tras una ingesta de boquerones en vinagre) y dejaba adivinar la figura emborronada de un pichón, emblema del bar, como único palimpsesto a investigar. Al margen de esta imagen fantasmagórica, a duras penas se distinguían con cierta claridad un par de letras (una m y una a ).

El resultado final de la investigación, ampliamente financiada por un anónimo mecenas que se sospechaba que podía ser el enconado enemigo de Odiseo Limón, el real entresijista Arturo Bell’ano, fue desvelado en una rueda de prensa celebrada en la estricta intimidad de un sótano, que transcribimos como colofón y prueba irrefutable de la inutilidad del presente ensayo.

Tras realizar diversas y complejas pruebas al fragmento de papel de uso higiénico presentado como objeto de pruebas periciales a petición de una entidad que no nos es permitido citar,  hemos podido desvelar el contenido de las palabras escritas en él y la identidad de su autor, cuyas huellas digitales coinciden con las del individuo hasta ahora conocido como Franz Schmidt, detenido por reiterados altercados y escándalo público en actos culturales, conocido otramente como Odiseo Limón, natural de México DF, poeta autoproclamado fundador del real zarajismo y creador de ensayos ficticios sobre él mismo. No nos cabe ninguna duda, y para que quede constancia de ello, instamos al citado Odiseo Limón a la lectura de la presente declaración en reunión pública a celebrar en Madrid, el día 25 de noviembre de 2009 y a reconocer que la única palabra escrita en la servilleta que él mismo arrojó en las inmediaciones  de un conocido club de alterne era mamada, palabra acompañada de un dibujo obsceno fácilmente confundible con un pichón bravío en posición de remontar el vuelo, por lo que no ha lugar interpretación, ensayo, recreación, o especulación inspirada al respecto de tales poéticas ficciones.

 Robert Llopis, Noviembre 2009




lunes, 23 de noviembre de 2009

Un Negro en la casa blanca

 Copio y pego texto de un hoax que me ha enviado una amiga, digno de análisis y consecuente chascarrillo


ASUNTO: MUY IMPORTANTE E URGENTE



POR FAVOR, HAZ CIRCULAR ESTE AVISO A TUS AMISTADES, FAMILIA Y CONTACTOS !!!  
En los próximos días, debes estar atent@: No abras ningún mensaje con un archivo anexo llamado:  Negro en la casa blanca,    independientemente de quien te lo envíe... Es un virus que abre   una antorcha olímpica que quema todo el disco duro C de la computadora. . Este virus vendrá de una persona conocida que te   tenía en su lista de direcciones. . Es por eso que debes enviar este mensaje a todos tus contactos. 
 
Es preferible recibir 25 veces este correo que recibir el virus y abrirlo.. Si recibes el mensaje llamado:negro en la casa blanca, aunque sea enviado por un amigo, no lo abras y apaga tu máquina inmediatamente. Es el peor virus anunciado por CNN.  Un nuevo virus ha sido descubierto recientemente que ha sido clasificado por Microsoft como el virus más destructivo que haya existido . Este virus fue descubierto ayer por la tarde por Mc Afee. Y no hay arreglo aún para esta clase de virus. Este virus destruye simplemente el del Sector ZeroDisco Duro, donde la información vital de su función es guardada..
 
 
ENVÍA ESTE E-MAIL A QUIENES CONOZCAS.
 
RECUERDA: 
SI LO ENVÍAS A ELLOS, NOS BENEFICIAS A TODOS... 


Por suerte, el asunto del correo ya nos tranquiliza. Algo que sea importante e urgente, no puede ser demasiado serio. Pero el cuerpo del texto nos acaba de reconfortar. No comentaré más temas de ortografía, para no alargar excesivamente la bobada.


Nos informa que reenviemos el correo a  AMISTADES, FAMILIA Y CONTACTOS. Visto lo visto, lo peor que se puede ser en esta vida es un contacto, o un simple lector de un blog. 


El supuesto virus se propaga a través de un correo con un asunto de rabiosa actualidad: Negro en la casa blanca. Por si alguien no se ha enterado aún. A destacar que Negro resalta ante una minusculada casa blanca, encogida ante la paradoja cromático-racial.

¿Cómo actúa el virus? ¡Con una antorcha olímpica que quema todo el disco duro C de la computadora! Consolémonos pues. El rencor olímpico por la no designación de Madrid como sede del despilfarro cuatrienial se ha materializado en forma de powerpoint que quema sólo el disco duro C. Basta con cambiar el nombre de dicha unidad, o limitarse a dejar la carpeta de los textos que escribe el usuario del ordenador en ella, para que no se pierda demasiado en el cataclismo informático.

El hoax nos advierte del origen del virus, una persona  que te   tenía en su lista de direcciones. En pasado. Así pues, se trata de una cuestión de despecho. Casi con total seguridad, se trate de alguien a quien no has etiquetado en una foto de Facebook. Es por eso que debes enviar este mensaje a todos tus contactos. La reacción es lógica: si borras tu libreta de direcciones por la impresión, puedes convertirte en un malvado propagador de virus que tenía contactos.


Es el peor virus anunciado por CNN (y descubierto por Microsoft o McAffee, qué más da): se refiere a Obama, obvio. De hecho, la presidencia del Negro en la casa blanca provocará una nueva Zona Zero, Sector ZeroDisco Duro, que es el espacio de memoria reservado al vídeo de Delfín Quishpe


El correo termina con un eslogan político. Se pide una estupidez con consecuencias ilógicamente favorables.


En todo caso, si reciben el correo del Negro, contesten con esta entrada.



 

viernes, 20 de noviembre de 2009

MY CONEJITO

Con ánimo de seguir haciendo de este blog un purgatorio del buen gusto, me propongo compartir un nuevo videoclip bizarro. Ya no tengo humor ni ganas para analizarlo, hacer capturas de pantalla y chascarrillos irónicos. No, señoras y señores. Izo la bandera blanca entre las ruinas de mi razón.  El Horror ha podido conmigo, ha derrotado a mis palabras como un conejo montypythoniano.

Tan solo diré una cosa: LA BOCA.


jueves, 19 de noviembre de 2009

AL POETA SALVAJE DE MEDIO PELO

Y tú, ridículo poetucho de media luna,
que te prostituyes en la esquina de cada palabra
llenando tu boca de mierda inodora
y no quieres ni limpiar mi escupidera,
te crees ahora con derecho a la pose,
al gesto de tipo duro, urbano, borracho y gris,
como el reflejo de Bukowsky en un espejo
demasiado limpio.

Bohemio de piel de gacela, te desprecio.
No eres más que la peana de la estatua
que nunca erigiré al poeta más rasgado.

Bohemio de piel de gacela, reconozco el perfil
y esparzo tu lengua sobre el mármol,

en finas lonchas,

hasta llegar a la raíz del silencio.

(Observa el entremés,
desde el palco oscuro,
el viejo Hank de uñas sucias).


martes, 17 de noviembre de 2009

WALKING ON THEIR SHOES

A veces vale la pena esperar, ridiculizar el carpe diem, aguardar agazapado tras un aire de fingida indiferencia y coger por el pescuezo al recuerdo distraido, convertirlo en experiencia, cabalgar sobre él azotándole el trasero mientras uno se burla del paso del tiempo.

El Robert que ayer disfrutó del concierto tenía quince años menos, y había estado siempre allí, conocía la pertinente sincronía de los rostros y las ilusiones, había visto la mirada del cuervo deslizarse sobre los acordes de un viejo anhelo, llevaba años estremeciéndose con Walking on my shoes, esperando el momento en el que la trayectoria del círculo volviera a deslizarse bajo las suelas de sus zapatos.



EL ROSTRO DEL MAL

 Conocerás el rostro de Leviatán,
justo cuando la máscara de los asesinos
quede fijada para siempre 
en la tierra empapada en sangre.

 (Manuscrito apócrifo de San Anacleto)

Ya lo anunció San Anacleto, patrón de todos aquellos que luchan contra el crimen, en sus famosas Diatribas contra los agarenos . Llegará un momento en el que la expresión del Mal cobre forma, plasmando su esencia en un único rostro. Será un largo proceso de destilación, de exudación de cualquier atisbo de bondad, hasta el nacimiento del Hombre Malvado, nacido a partir de todas las leyendas contadas para asustar a los niños, surgido de la tela del saco raptor, guía de la Santa Compaña, controlador aéreo de todas las brujas que en el mundo han sido. Un sólo hombre, pura esencia del mal, con una mirada capaz de minar la disposición de ánimo de los espíritus más nobles, con un atractivo animal puro, irresistible, que despierta un furor irrefrenable a la más leve insinuación.

Y ese rostro nos ha sido desvelado gracias a la televisión Boliviana. Los depurados trazos del dibujante del cuerpo de Policía, esbozados de forma apresurada sobre una hoja de papel cuadriculado arrancada del cuaderno de un niño, dan fe de la simbólica maldad del personaje que representa. Se trata de un ser enclaustrado entre rejas y normas, que no ha dudado en matar para obtener aquello que anhelaba: con tres séises y un cuatro, del diablo hago un retrato.



lunes, 16 de noviembre de 2009

RECICLAJE, HAY QUE COLABORAR

 Para Marga



La lata de salesa traza dos vueltas sobre su eje, antes de impactar contra el suelo soltando un chorro espumoso por su pequeño ano, confirmando que la cagada ecológica y social no tiene marcha atrás. El homínido, enfundado en un chaquetón negro de pana, es consciente de que no va a superar la prueba de acceso y siente como el escándalo metálico del impacto de la lata se le clava en el pecho como un dedo acusador. No hay marcha atrás: la lata ha saltado como un insecto, impulsada por su propia inconsciencia, girando como un hueso odisaico de Kubrick que le llevará en este caso a una involución social.

En el breve lapso de tiempo transcurrido desde que ha dejado caer el recipiente al suelo, ha visto un powerpoint de su vida repleto de fotos en color sepia. Y el pobre desdichado se ve con siete años, en una época en la que sólo había un canal  de televisión y una bolsa de basura. Sin contenedores de colores, una época gris, con basureros displicentes con una colilla colgando de la comisura de sus bocas torcidas. Se ve de adolescente arrojando un chicle Cosmos al suelo, sin considerar que acaba de disponer una trampa mortal para las palomas urbanas. Se ve ya de adulto dudando una y otra vez en la cocina, con una huevera de cartón en la mano, mientras se pega la tortilla, mientras el cubo de los envases parece guiñar el ojo al del papel.

Y cuando vuelve en sí, no ve sino la mirada pétrea, el gesto despectivo del mismo encargado de seguridad que le había advertido sobre la prohibición de entrar bebidas al local, y que había dado por sentado que él iba a ser cívico y correcto, que iba a depositar aquella lata en el correspondiente contenedor amarillo Piolín, un contenedor que el puertas conoce desde su nacimiento, porque ha nacido con el oficio en la sangre, por de pequeño sus padres le enseñaron a reciclar, a separar lo útil de lo desechable, a clasificar, a escoger.

Tú sí, tú no...

domingo, 15 de noviembre de 2009

¿SALESA?





Una invasión sutil esparciéndose ¿salesa? por las calles de Madrid, cortos pasos, un sólo propósito, habilmente diseminados, con una estrategia impecable calculada por el mismo cerebro capaz de desentrañar los entresijos de las tragaperras, un ejército de zombies ¿salesa? chinos armados con bolsas de plástico cargadas de latas de ¿salesa? con la calculada amabilidad del oriental, con esa mirada persuasiva clavándose en mi retina ¿salesa? alcoholizada, hurgando en mis débiles defensas, en el fondo de mi bolsillo, justo allí entre un paquete de kleenex y una pelusa, donde aún queda un euro, y  ¿salesa? me digo que no pasa nada, y caigo en la tentación de refrescar el gaznate, de llevar a mis labios la fría superficie de la lata almacenada entre latas loedolas, y cuando uno ve salir el sol en una hamburguesería repleta de lo mejorcito de cada casa, mira con los ojos achinados el tercio de Mahou que se está bebiendo, y uno juraría que la etiqueta ha cambiado, que puede leerse Mao.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

AUTUMN IN NEW YORK


Por un momento, te sientes reconfortado. Al fin y al cabo, eres un gran aficionado al jazz de salón.  El ambiente acompaña y cada uno está en su sitio: la rubia amarrada a la barra, las marcas circulares de los vasos sobre la mesa formando una bandera olímpica desfigurada (has bebido más de la cuenta), y el tenaz carraspeo de tu garganta, poco acostumbrada a fumar.  Balanceas el pie de forma mecánica, y el tobillo chasquea siguiendo el ritmo del contrabajo, a la vez que sientes la presión del poliéster sobre tu dedo medio, anillado por el agujero en el calcetín de ejecutivo. Te sientes incómodo, pero libre. Ahora es importante transmitir buen rollo, captar la atención de la rubia de forma sibilina. No fuerces demasiado la sonrisa, balancea la cabeza tratando de  no sentirte como un gilipollas, finge que tienes sentido del ritmo, daba-daba-dá…. Te has puesto la camisa negra, mal planchada, que te da cierto aire de interesante descuido. Ojo, la ceniza, no has dado una sola calada al último cigarro. Lo apuras y tratas de ahogar la tos.  Habías oído hablar a tus amigos más canallas de este local de jazz, cercano a  Gran Vía: actuaciones en directo, bebidas poco cargadas de alcohol y mucho de precio, servidas por un camarero demasiado displicente para un supuesto garito underground, y las habituales lobas que suelen rondar por este tipo de locales. Una rapida mirada a tu alrededor desmiente este último extremo, salvo la lacada excepción: las dos japonesas de nuca impoluta y peinado a lo garçon beben sus respectivas colas light con pajita y no tienen nada de underground,  menos aún  de buscar lío. Al contrario, tienen todo los números para asignarles la etiqueta de turistas despistadas, con aspecto de haber salido de algún musical de moda y haber caído por error sobre sus sillas desde las alturas del Nirvana tecnológico del que proceden. Observan la actuación con una expresión tan vacua como risueña, aderezada por ocasionales comentarios en voz baja. Entomología humana.

Aguantas las ganas de mear todo lo posible, temeroso de zozobrar en exceso al levantarte. Los últimos vodkatonics entraban suaves, suaves, como si no llevaran ni una gota de alcohol. Es una bebida que sabes que sorprende cuando la pides, amarga, de tipo duro que debería llevar sombrero de ala ancha, como Bogart, o más bien como querría haber llevado Woody Allen en Sueños de un seductor. Tranquilo, encontrarás a otra que sepa valorar tu buen gusto, que reconozca que la has elegido justamente por ser un tipo especial. No aguantas más y arrastras la silla en exceso al incorporarte, ¡¡¡RAAAAAAK!!! La miradita de las japonesas en el cogote, y empiezas el slalom  entre las mesas, dando gracias por la escasa concurrencia. La rubia parece estudiarte cuando pasas por su lado con el andar vacilante, pero que se cree firme, del borracho que pretende disimular su estado, camino al servicio de caballeros. Cierras la puerta a tus espaldas y eliges uno de los urinarios de pared. El chorro parece interminable, y te recreas en tu capacidad mingitoria, aceptándola como una muestra de virilidad. Sacas del bolsillo de la americana la corbata, arrugada, que te has quitado antes de entrar al local, te limpias la punta con ella, y la arrojas en aquella enorme vagina de elefanta. Te ríes por la ocurrencia. Que se jodan.

A la vuelta, el ambiente ha cambiado. Un grupo de jovencitas ha entrado a la sala. Tienen el burdo aire alternativo que sólo pueden tener las paletas o las ignorantes. Peinados de colores, abalorios étnicos, una pátina de desenfado estético, ropas anchas para pocas carnes, y mucho merchandising de Tim Burton y tabaco de liar. Morralla de Lavapiés o Malasaña, falsa bohemia y artisteo de tres al cuarto. Pero a ti no te engañan, gato viejo, no a ti que viviste los mejores años del Penta y te pusiste tan hasta el culo de todo, que decidiste que la mejor forma de acabar con la bestia era mamar de su teta. Y bueno, qué más da, ese tipo de tontitas suele preferir a los maduros cascados por la vida, como tú. 

Te alegras por haber tirado la corbata en el baño. Tiene bordado el delator logo del banco, una prueba del delito que hubiera desenmascarado al personaje que te vas a currar. La cantante, no-me-jodas-que-es-negra-no-me-lo-puedo-creer, canta A fine romance, como si esperara que Louis Armstrong se desenterrara a golpe de trompeta para secundarla. Aplausos entusiastas, esta noche todo vale. Pides otra copa en la barra, ignorando a la rubia, que ha pasado a ser plan Z, y te acercas a la mesa de las alternativas.

- ¿Os importa?
Dos de ellas se miran sonriendo, y una tercera más lanzada te invita a sentarse con un gesto.
- Tranquilas, no os voy a preguntar si venís mucho por aquí, no soy tan cutre (ahí has estado bien, ironizando sobre los métodos de caza).

Presentaciones, puqui, Armando, puqui-puqui, una de ellas parece incómoda, la de las rastas es fea de cojones, pero la de tu izquierda… ¿cómo has dicho?, ah, Katia, con ka, encantado (y olvidas al instante el nombre de las otras dos).  Bla, bla, bla, miraditas, temas comunes, hazle preguntas, que se sienta el centro de interés, no le hables de ti, deja lo mejor para el final, que se note que te gusta, déjaselo bien claro, los consejos de siempre, aquellos que toda tu vida te han dado los grandes folladores y las amigas que jamás te tirarás, desfilando por tu mente como una ristra de procesionarias, esta ronda la pago yo, insisto.

La noche se anima y Katia con ka parece sentirse cómoda a tu lado, incluso apoya su cabecita hueca contra tu hombro cuando interpretan un (otro) standard, cuyo título e intérprete original compartes con el grupo (una vez más). El resto parece haber asumido tu presencia como parte de la noche, incluso te piden que les saques fotos con tu móvil de última generación. Pásame tu e-mail y te las envío, claro, nuevas argucias.

El show ha terminado y el distinguido público con cuello de cisne abandona el local poco a poco. La cantante negra se acerca a la rubia de la barra y se dan un largo y sonoro morreo, que en cierto modo te reconforta. Era terreno baldío. Risas callejeras, camiones de basura cruzando la noche furibundos y os metéis en un antro de Malasaña con la persiana cerrada, y Katia con ka y tú acabáis metiéndoos mano (al fin) en un rincón oscuro. Ella está muy borracha y acaba (joder, un clásico), hablándote de su novio, de lo mucho que le quiere y lo poco que el la cuida. Se pone a llorar y tú no puedes evitar fijarte en cómo se le mueven las tetas cuando hipa. A la mierda.

Decides que la noche ha llegado a una frontera que hay que cruzar, y que tu enésimo vodkatonic está más caliente y desaprovechado que tú, así que le sueltas una grosería a Katia con ka. En un momento, te ves envuelto por gritos  y miradas asesinas. Las zarpas de sus amigas amenazan con marcarte la cara, así que pides al pakistaní que custodia la entrada que te deje salir, antes de que esa manada de arpías te despelleje.

En el taxi de vuelta, asientes entre balbuceos a los clichés demagógicos del conductor, le dejas una propina impropia, y notas por primera vez, al bajar, que hace un frío de cojones y que has olvidado el abrigo que te regalaron en algún lado. Te maldices en voz baja mientras entras en el portal. No piensas sino en descalzarte, liberarte de una vez del maldito calcetín agujerado que ha acabado dándote la noche, y meterte en la cama. A la tercera, logras acertar con la llave de casa. Avanzas a tientas por el pasillo con los zapatos en la mano. No has comido nada en todo el día, y decides inspeccionar la nevera. En el tercer estante aún queda media tarta de ayer, con dos velas clavadas como dos banderillas en todo lo alto de tu perdida juventud.

Robert Llopis, Noviembre 2008

lunes, 9 de noviembre de 2009

La inteligencia de los delfines

Adentrémonos de nuevo en las procelosas aguas de los pop-hits andinos. Ya ha pasado el tiempo suficiente desde el 11-S como para poder encarar el tema con cierta perspectiva y humor. Pero pasarán eones antes de que podamos perdonar al personaje que hoy nos ocupa, por el simple hecho de registrar los sonidos que emite: Delfín Quishpe

Antes de profundizar en el tema, es conveniente cauterizar nuestros sentidos con el videoclip en cuestión.



Adentrémonos en un análisis de la grabación:

El protagonista es el propio cantante, que narra una supuesta experiencia personal con un nivel dramático, lírico y expresivo equiparables a cualquier tragedia de Esquilo. Se nos presenta leyendo una revista de divulgación científica, que pronto abandona en el sofá, un gesto evidentemente simbólico, pues estamos a punto de sufrir una experiencia que trasciende cualquier tipo de explicación.



La voz introductoria, mecánica, con el regusto a sílaba enlatada del Vocoder, anticipa la deshumanización, la tragedia más allá de los límites de la comprensión humana. Las últimas consecuencias de la postmodernidad suponen que la libertad de elección ha muerto con el fatal atentado y la función del mando a distancia pierde sentido, limitándose a proporcionar distintas perspectivas de un mismo hecho. 

La gestualidad es clave para transmitir el dolor que siente el artista. Tras soltar el mando a distancia, se lleva ambas manos a la nuca, teniendo cuidado de no despeinarse, en un gesto que aparentemente parece destinado a la siesta, pero que no debe engañarnos. El drama se masca y los dedos se entrelazan crispados.



El cantante no puede más, se levanta, proclama su queja al destino, con ese ¡No puede ser, noooooo! que se le clava a uno en el alma y en los higadillos.

Tras marcar en su teléfono de última generación



y no hallar respuesta alguna, el nivel de dramatismo es máximo, y se refleja en el cariacontecido rostro del pequeño oficinista.



Finalmente, se encomienda a la divinidad, santiguándose. Si nos fijamos, la mesa en la que se encuentra el televisor está dispuesta como un altar, con su sacra mantelería.


 Pero la vida debe continuar, y Delfín lo sabe. Es por eso que intercala publicidad por si alguna alma caritativa, emocionada por el homenaje musical del tenor ecuatoriano, desea contratar algún bolo. El dolor, eso sí, como fondo.






El propio Delfín, como el hábil lector habrá adivinado a estas alturas, se nos presenta como un taumaturgo de la tragedia, capaz de convocar a los aviones para que impacten sobre los rascacielos,


o de ofrecer sus manos redentoras para recoger a los desesperados suicidas.





Pero es el propio delfín, al fin y al cabo, quien se sacrifica por todos, como Jesucristo. Inicialmente sepultado por los cascotes mientras invoca a la divinidad,


Acaba siendo recompensado con el paraíso. Pastará por verdes praderas, no sin antes haber sido atravesado por un engendro mecánico (como las torres), en este caso un autobús.



Finalmente, el pueblo de Ecuador celebra la muerte de su más preciado poeta, que sacrificó su talento para lograr la redención eterna de las víctimas del 11-S.


LA LETRA

Premio a quien encuentre una rima. Los dos últimos versos son especialmente estremecedores.

(Hablado)
El Martes 11 de Septiembre del 2001
Siendo las 8 y 46 de la mañana
Estados Unidos sufrio la mayor ofensiva de su historia
que culmino con la destrucción de las Torres Gemelas
en Nueva York

(Delfín)
No puede ser
Noooo!!!

Todo el Planeta se convulsiono
Dios mio,
Ayudameee

Cuando te fui a buscar
no creí lo que estaba viendo

Las Torres en llamas
llenos de humo negro
y tu en ese lugar

Hay Dios mio
Hayayay

Desde Ecuador, Sud América
Te cant¨:
Deeelfín

(Cantado)
Cuando me fui
a Nueva York,
Pensé encontrarme
con mí amorcito

Ella vivía
en Nueva York,
y trabajaba
en Torres Gemelas

Una llamada
la recibí,
solo me dijo:
Adiós mi Amor

Un mal recuerdo
yo la viví,
los terroristas
lo exterminaron

(Hablado)
Quién sabe la verdad
Quién lo hizo?
Y por qué lo hizo?

No puede ser Dios mio
Ayudamee

(Cantado)
Ese momento
no le salvó,
ni el dinero,
ni la religión

Se que te quedas
ya sepultada,
en los escombros
de Torres Gemelas

Cuanto quería
estar contigo,
nunca pensaba
que vas a morír

Diosito lindo
no puede ser,
solo llorando
podré olvidar

(Hablado)
Rindo homenaje
a todos los compatriotas,
que perdieron sus vidas
el 11 de Septiembre del 2001

Por buscar un sueño Americano
Hayayay

Para todos los amigos en los Estados Unidos
escúchelo...
Con fuerza compadre

Desde Ecuador, con mucho amor

Delfín hasta el fin

Nos vemos
Chao!
 
 
 

domingo, 8 de noviembre de 2009

Pérsimon / Persimón


Más allá de la inumerable oferta  de marcas con hache inicial que uno puede encontrar en Mercadona (hace poco descubrí que unos chinos habían abierto en Torrejón de Ardoz un Mercachino, con la misma tipografía que el Mercadona original, pero ello merece artículo aparte), la sección de Frutas y Verduras me proporcionó un entrañable shock.

Descubrí el persimon, un caqui de pulpa dura, cuya mera eufonía desató en mi maltrecho intelecto un simpar despliegue de disquisiciones ociosas que terminaron por provocarme una media sonrisa preocupante para cualquier observador que hubiera reparado en ella.

Al ser palabra nueva, el término usado para designar a este caqui dulce turgente y erecto, de aspecto engañosamente verde y prometedor de asperezas, decidí arbitrariamente que la sílaba tónica debía ser la última, convirtiendo el persimon en persimón. La denominación resultaba así no sólo mucho más vigorosa, sino que cobraba tintes heróicos. En efecto, Persimón podía haber sido perfectamente uno de los argonautas de Jasón, que en busca del Vellocino de Oro, partieron hacia la Cólquida. Y seguramente fue la propia Medea la que desveló al joven Persimón el arte de obtener en las frutas y doncellas de Tesalia una textura recia que soportara el paso del tiempo, sin renunciar a su dulce sabor.

En la aclamada adaptación cinematográfica del mito de Jasón y los Argonautas fueron suprimidas las escenas en las que Jasón se defiende de los esqueletos con la ayuda de un caqui endurecido por Persimón. Claro que en el mito tampoco salían esqueletos articulados.




Si marcamos el acento en la antepenúltima sílaba, nos encontraremos ante la innegable existencia (basada en la mera resonencia fonética en mi maltrecho imaginario) de Sir Pérsimon, uno de los seguidores de los caballeros de la Mesa Redonda, sucesor en la búsqueda del Santo Grial. Su periplo le llevó hasta Persia, donde descubrió la dulce fruta, utilizada para aliviar las secuelas del exceso de alcohol. En su afán por salvaguardar su identidad, cubría su rostro con una máscara en forma del fruto al que daría nombre, aunque algunas fuentes afirman que se trataba del mismísimo Sir Láncelot, avergonzado tras el descubrimiento del tomate de su relación con la reina Ginebra.



Al margen de todas estas disquisiciones históricas, la palabra persimón o pérsimon (al gusto), tiene efectos balsámicos. Pronuncie el lector en voz alta tres veces el nombre de la fruta, y sentirá al instante cómo su humor mejora notablemente. Es un hecho contrastado que no quiero dejar de recomendar, pero que debe realizarse con total seriedad, tratando de visualizar la fruta, sostenida con firmeza en la mano, para ser mordida y disfrutada, como lo va a ser el día que uno tiene por delante.

PER - SI - MÓN (mordiendo)
PER - SI - MÓN (paladeando)
PER - SI- MÓN (deglutiendo)