La cama está deshecha por este insomnio inesperado de 1 x 0, mientras las procesiones duermen el sueño de los justos, a resguardo de una lluvia vencedora. Madrid sigue vivo a pesar de todo, en el sonido brusco de una persiana que quebranta la quietud del deslunado, en los tacones sonando indecisos en el piso de arriba y unas voces amortiguadas que preludian el pecado de la carne. Trato de fingir desinterés, concentrarme en la imagen imposible de Lauren Bacall mendigando silbidos por las calles de Lavapiés.Sueño con fijar un momento de belleza, pensar en su blancura para fundirme en negro. Empapado por el sonido de la lluvia, alcanzo a escuchar el gemido de una mujer.
A mí me ha parecido oír hasta el rasgar del fósforo que encenderá su cigarrillo. Pero la lluvia puede haberme confundido.
ResponderEliminarMe encantan estos arrebatos, Fleischman.
ResponderEliminarMe da igual de dónde proceden, de los momentos de dolor o tristeza o rabia o melancolía o deseo o borrachera o insomnio que los provocan.
Porque me gustan mucho.
Sin cursilerías ni adjetivos rimbombantes.
LSCJNS
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